En el vasto y complejo ecosistema del suelo, hay un mundo microscópico que desempeña un papel crucial en el crecimiento y la salud de las plantas. Se trata de las micorrizas, una simbiosis entre hongos y raíces de plantas que ha fascinado a científicos y agricultores durante décadas.
Las micorrizas son una asociación simbiótica mutualista, lo que significa que ambas partes involucradas, tanto el hongo como la planta, se benefician. Los hongos micorrícicos colonizan las raíces de las plantas y extienden sus hifas (estructuras filamentosas) en el suelo, lo que aumenta considerablemente la superficie de absorción de la planta. A cambio, los hongos reciben carbohidratos y otros compuestos orgánicos esenciales para su crecimiento de la planta hospedadora.
Las micorrizas son ubicuas en la mayoría de los suelos del mundo y forman asociaciones simbióticas con la gran mayoría de las plantas terrestres, incluyendo árboles, arbustos, pastos y cultivos agrícolas. Esta relación simbiótica ha evolucionado a lo largo de millones de años y se cree que es una de las razones por las que las plantas colonizaron con éxito la tierra firme.
El ciclo de vida de las micorrizas implica la colonización de las raíces de las plantas hospedadoras por parte de los hongos micorrícicos, seguido de la formación de estructuras micorrícicas, como arbúsculos (en el caso de las micorrizas arbusculares) o mantos fúngicos (en el caso de las micorrizas ectomicorrícicas). Estas estructuras aumentan la superficie de absorción de la planta y facilitan el intercambio de nutrientes entre el hongo y la planta.
Esta relación simbiótica tiene una serie de beneficios para las plantas y el suelo en el que crecen:
1. Mejora de la absorción de nutrientes: Las micorrizas pueden aumentar significativamente la absorción de nutrientes esenciales como fósforo, nitrógeno, potasio, zinc y otros micronutrientes. Esto es especialmente importante en suelos pobres en nutrientes o con desequilibrios nutricionales.
2. Aumento de la resistencia a enfermedades y estrés: Los hongos micorrícicos pueden ayudar a las plantas a resistir enfermedades del suelo, como la fusariosis o la phytophthora, al fortalecer el sistema inmunológico de las raíces. Además, pueden aumentar la resistencia de las plantas al estrés abiótico, como la sequía o la salinidad.
3. Mejora de la estructura del suelo: Las micorrizas producen una sustancia pegajosa llamada glomalina, que ayuda a unir las partículas del suelo en agregados más grandes y estables. Esto mejora la estructura del suelo, aumenta su capacidad de retención de agua y promueve la circulación de aire y nutrientes.
4. Promoción del crecimiento de las plantas: Al mejorar la absorción de nutrientes y la resistencia de las plantas al estrés, las micorrizas pueden promover un crecimiento más vigoroso y saludable de las plantas. Esto es especialmente beneficioso en la agricultura, donde se busca maximizar el rendimiento de los cultivos.
5. Comunicación Química: Las micorrizas también pueden actuar como una vía de comunicación química entre las plantas y otros organismos en el suelo. Se ha demostrado que las plantas pueden enviar señales químicas a través de las micorrizas para comunicarse con otras plantas vecinas, avisándoles de la presencia de patógenos, herbívoros u otros estresores ambientales. Este fenómeno se conoce como «comunicación entre plantas a través de micorrizas».
La aplicación de micorrizas en la agricultura ha sido objeto de investigación y aplicación práctica en todo el mundo. Desde la inoculación de semillas con hongos micorrícicos hasta la incorporación de suelos con micorrizas en sistemas de agricultura sostenible, los agricultores están aprovechando el poder de estas simbiosis para mejorar la productividad y la salud de sus cultivos.
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Mezclar 5 gramos en 10L de agua y regar el sustrato con la solución resultante. El valor del pH debe de ser ligeramente ácido (ph = 6-7). Se recomienda un riego cada 2 semanas
Las micorrizas mejoran y dan un equilibrio a la nutrición vía radicular de nuestros cultivos, mejoran la absorción de agua y regula los procesos de alimentación.
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Se recomienda un riego cada dos semanas hasta alcanzar la segunda semana de floración. Es un producto que se puede aplicar en cualquier tipo de sustrato.
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