Cuando cuidamos un bonsái, podemos caer en el error de pensar que para evitar su crecimiento y mantener su estatura pequeña, debemos suministrarle un menor número de nutrientes, nada más lejos de la realidad. La clave para mantener su tamaño no es privarle de nutrientes esenciales, sino mantener una poda adecuada a lo largo de toda su vida.
La alimentación en los bonsáis es imprescindible, ya que al no estar plantados en el suelo, sino en una pequeña maceta, no podrán expandir sus raíces en busca de nuevos nutrientes. Cuando proveemos de sustrato nuestro bonsái, debemos saber que tras un tiempo no muy largo, éste es consumido completamente por el árbol y lavado por el riego. Por lo que resulta esencial reponer los nutrientes de forma continuada.
Composición de abonos
Cuando buscamos abonos para nuestras plantas, podemos fijarnos de que todos comparten la misma composición base: N (Nitrógeno) P (Fósforo) K (Potasio).
Esto es así porque, además de los elementos del aire (carbono, hidrógeno y oxígeno) y del agua del sustrato, que utilizan para elaborar almidón y azucares, las plantas requieren una serie de componentes vitales que se encuentran en los suelos orgánicos pero que tienden a perderse, especialmente si nos referimos a las macetas de los bonsáis.
Precisamente, los elementos más perdidos y a la vez, más importantes en cantidades considerables para el crecimiento sano del bonsái son el Nitrógeno, el Fósforo y el Potasio.
El Nitrógeno (N) acelera el crecimiento general del árbol, especialmente el desarrollo de ramas y hojas, y por lo tanto, también del tronco.
El Fósforo ( P) ayuda al crecimiento de raíces y al del Nebari (parte baja y ancha del tronco formada por el crecimiento y fusión de las raíces mas superficiales).
Y por último, el Potasio (K), es el responsable de ayudar a la planta al desarrollo de la floración y a su sistema inmunológico.
Además de contener estos 3 elementos, los abonos pueden contener otros extras como inhibidores de nitrificación, Calcio, Magnesio, Oligoelementos, etc. A la hora de elegir el abono adecuado, es importante que tenga un correcto balance nutricional, y para asegurarnos de esto, bastará con fijarnos en la formulación NPK que por ley debe aparecer en el paquete.
La mayoría de bonsáis requieren que estos tres elementos se encuentren en equilibrio, aunque para controlar desequilibrios más concretos se tendrán que usar abonos con porcentajes variados. Tal y como explicamos arriba, cada elemento tiene una función principal, así que dependiendo de las carencias del bonsái o de los aspectos que queramos mejorar, elegiremos un abono con un porcentaje mayor del elemento que escasea. Por ejemplo, si queremos fortalecer las raíces y favorecer su crecimiento, recurriremos a un abono más rico en Fósforo.
¿Cómo aplicar los fertilizantes?
Los abonos solubles se tendrán que mezclar con agua para ser aplicados en la superficie del sustrato hasta que éste no pueda absorber más agua y escurra por el drenaje.
Siempre han de seguirse las especificaciones de los fabricantes de cada fertilizante para alcanzar los niveles óptimos de crecimiento y lograr el mejor nivel NPK para el bonsái.
En cuanto a la frecuencia de uso, debe utilizarse cada dos semanas o según aparezca indicado en el envase.
Los fertilizantes sólidos, que se presentan como pequeñas porciones de comida puestas encima del sustrato y que van dándole al árbol levemente los nutrientes que necesita conforme se riega, tienen como ventaja principal que aportan de forma contínua pequeñas cantidades de alimento. Gracias a que sólo se tendrán que reemplazar cada dos o tres meses, requieren muy poco tiempo. Así que son perfectos para aquellas personas que tengan menos tiempo para dedicarle a la planta.
Por otra parte, existen algunos tipos de árboles que no asimilan bien la cal, por lo que requerirán fertilizantes especiales que aseguren que el pH del sustrato permanecerá sólido. También contienen altos niveles de quelatos de hierro, que evitarán la clorósis en estas especies que odian la cal, como Azaleas y Pseudocamelias.
¿Qué provoca un exceso de abono?
Siempre es muy importante seguir las indicaciones del etiquetado, ya que esto nos evitará caer en la tentación de mezclar cantidades mayores o inferiores o utilizarlos con una frecuencia distinta a la aconsejada. Por ejemplo, si el abono suministrado al árbol contiene un nivel de Nitrógeno demasiado elevado, éste podría quemar las raíces. También se tiene que tener en cuenta que cuando nos excemos con los fertilizantes no conseguimos un crecimiento superior, sino todo lo contrario.
Además, si el árbol está enfermo o en un tiempo de descanso, no consumirán la misma cantidad de nutrientes, por lo que los niveles de éstos en el sustrato podrían ser demasiado elevados. Para no equivocarnos, siempre es conveniente acudir a un experto que pueda asesorarnos sobre qué le conviene a nuestro bonsai partiendo de sus necesidades específicas.
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