El cultivo de estos alimentos orgánicos ocupa alrededor de 100.000 hectáreas en la provincia, y aunque muchos de ellos se exportan a otras grandes ciudades, los granadinos muestran una tendencia a la alza en el consumo interno.
Durante el último cuarto de siglo, Granada ha experimentado un cambio sustancial en el modo de entender sus cultivos y su agricultura. La agricultura ecológica ha ido ganando terreno, y cada vez son más los que deciden producir alimentos orgánicos, es decir, sin sustancias químicas o modificaciones genéticas.
Con el cambio de milenio, llegó también el ‘boom’ ecológico, que propició que muchos agricultores se embarcaran en esta aventura, convencidos de que estaban cultivando un producto más sano, más natural y más beneficioso para el organismo.
Hoy en día, aquella visión ecologista se ha convertido en una realidad, que ya ocupa alrededor de 100.000 hectáreas de la localidad granadina, de las que la mitad (46.262) se dedica a pastos; 17.897 a los frutos secos y 11.968 a cereales; el olivar ecológico ocupa 4.175 hectáreas. En actividades industriales, tienen especial protagonismo las almazaras o envasadoras de aceite de oliva y las empresas de manipulación y envasado de productos frescos. En cuanto a la ganadería, casi tres cuartas partes de todas las cabezas de ganado de la provincia son ovinas (49.914).
Aunque muchos de los productos cultivados en la capital nazarí se exportan a grandes ciudades como Madrid y Barcelona, Granada también ha creado ya su propio mercado ecológico, en el que cada vez más puntos de la hostelería local deciden utilizar estos alimentos ecológicos.
El crecimiento de los puntos especializados de venta de abonos, fertilizantes, alimentos y demás productos ecológicos, demuestra que el gran reto hacia el que se avanza es el referido al consumo interno, en el que Granada sea no sólo la productora de alimentos ecológicos, sino también su gran compradora.
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