Para completar su ciclo vital, el cannabis debe florecer y producir semillas. La marihuana es una planta monoica o dioica, esto quiere decir que los órganos dadores de núcleos se consideran masculinos (producen polen) y los receptores, femeninos (producen óvulos). En el hermafroditismo ambos sexos se manifiestan juntos en la misma estructura, con flores masculinas y femeninas. Normalmente las plantas son macho o hembra y producen flores de un tipo u otro después de cuatro semanas de crecimiento vegetativo.
En el periodo de floración, las pautas químicas y de crecimiento cambian: los tallos se espigan; las hojas se desarrollan con menos foliolos de manera progresiva; la producción de cannabinoides se ralentiza al principio y luego se acelera; la formación de flores se va frenando pasado un tiempo. También las necesidades de nutrientes cambian según las distintas fases de desarrollo. Para el crecimiento la planta necesita nitrógeno y esta necesidad va decreciendo según va entrando en floración, periodo en el cual la planta necesita más cantidad de fósforo y potasio.
Podemos inducir a la planta a la floración aumentando el número de horas de oscuridad y reduciendo las horas de luz. Sólo tenderemos que darle 12 horas de luz y 12 de oscuridad ininterrumpidas para que se produzcan signos visibles de floración en un par de semanas. Esto funciona para todas las variedades, excepto las sativas puras, cuya floración es más tardía. Una vez fijado el fotoperiodo cualquier cambio en el mismo puede provocar estrés en las plantas y esto puede llevar a que la planta se vuelva hermafrodita.
La planta en período de floración consume menor cantidad de agua que en el período vegetativo. Efectuar riegos adecuados durante la floración es importante para que las plantas puedan desarrollar los procesos químicos internos y la producción de resina, pero no cometamos el error de restringir el agua pensando que así la producción va a ser mayor, ya que podríamos estresar la plata y conseguir todo lo contrario.
Otro error que solemos cometer es cortar las hojas grandes para que la luz llegue a los cogollos pequeños o para estresar la planta. Cortar las puntas de las ramas con el fin de iniciar un número mayor de cogollos, produce la dispersión de las hormonas florales, con lo que se retarda el desarrollo. Se recomienda retirar sólo las hojas que están ya dañadas por enfermedades o plagas.
En la mayoría de las variedades, los primeros signos de flores femeninas se presentan entre una y tres semanas después de inducir la floración con el fotoperiodo de 12 horas. En un principio las flores femeninas aparecen cerca del ápice del brote terminal, y gradualmente se van desarrollando en las ramas inferiores, comenzando en las puntas y desplazándose hacia abajo. Las flores tienen dos pequeños pelos blancos y vellosos, llamados pistilos, con forma de “V”. La base del juego de pistilos se sujeta a un óvulo, el cual está contenido en una vaina de color verde claro, llamada cáliz. Los cálices con sus pistilos forman densos racimos o cogollos a lo largo de los tallos. Los racimos de cogollos suelen llamarse puntas o colas. Las masas de cálices se desarrollan rápidamente durante las primeras cuatro o cinco semanas, tras las cuales aumentan a un ritmo más lento. Los cogollos a medida que se hinchan ganan gran parte del peso, durante las últimas dos o tres semanas de crecimiento. Las C. sativa puras, como las variedades tailandesas, pueden florecer durante más o menos cuatro meses.
Cuando la floración de las plantas hembras está en su cénit, los pistilos aumentan por todas partes. Pronto cambian de color; lo más frecuente es que pasen de color blanco a ámbar y, con el tiempo a marrón rojizo.
Las plantas siguen floreciendo hasta que la formación de cálices y la producción de resina declina, entre seis y diez semanas después de ajustar el período de luz de 12 horas. En este período, los cálices se desarrollan y aumentan a lo largo del tallo, dando un rendimiento más elevado en cogollos.
Hay que tener en cuenta que si sembramos semillas regulares tendremos un 50% de probabilidades de que en nuestro cultivo aparezcan machos, estos machos, si no queremos que polinicen a las hembras, debemos cortarlos o alejarlos lo máximo posible de ellas ya que si las poliniza obtendremos cogollos con semillas. Esto no pasa cuando las semillas que plantamos son feminizadas, en tal caso nos aseguramos de obtener sólo plantas hembras.
Bibliografía:
– Marihuana: Horticultura del cannabis. La biblia del cultivador médico de interior y exterior. Jorge Cervantes. (1983)
– Wikipedia. Plantas Dioicas
– Foto cedida por Rubio_Owned
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