La materia orgánica es muy importante para nutrir al olivo y para mejorar el suelo, por ello la importancia de su adición en los cultivos.
Se pueden utilizar como fuentes de materia orgánica: estiércol, restos de poda y compost (como el de alpeorujo) . También se pueden utilizar correctores minerales, como las rocas naturales fosfatadas y potásicas, importantes en este tipo de cultivo ya que el olivo demanda gran cantidad de potasio. De todas formas, será conveniente realizar análisis foliares durante el cultivo para detectar posibles carencias.
La materia orgánica tiene los siguientes efectos en los suelos:
– Mejora la disponibilidad de agua y nutrientes para las plantas
– Activa la formación del suelo
– Mejora la infiltración de agua y reduce las pérdidas por infiltración
– Intensifica la aireación del suelo
– Activa la formación del suelo
Como mejor solución desde el punto de vista ambiental, es utilizar el alpeorujo compostado, ya que se reciclan los nutrientes y se aporta materia orgánica al suelo. Para satisfacer las necesidades del olivo a corto plazo se usan las cubiertas vegetales de leguminosa con aporte de correctores minerales de potasio y de fósforo. Para garantizar la nutrición del olivar a largo plazo, hay que tener una buena cantidad de materia orgánica en el suelo.
Dentro de la materia orgánica podemos distinguir dos grupos:
- Materia orgánica fresca: constituida por restos de plantas y animales frescos o parcialmente descompuestos.
- Humus: materia orgánica transformada y combinada con partículas de arcilla del suelo.
Tanto la materia orgánica como el humus, le aportan una serie de propiedades muy importantes y beneficiosas a los suelos, entre las que se encuentran:
– Temperatura: mantiene una temperatura más constante en el suelo
– Estructura del suelo: Evita el encostramiento superficial, reduce la erosión, mejora la porosidad del suelo y de esta forma se favorece la aireación de las raíces, mejorando la fertilidad física del suelo.
– Dinámica del agua: Mantiene la humedad del suelo, facilita el drenaje del agua, reduce las pérdidas por evaporación al proteger del calor.
– pH: Mantiene el pH del suelo
– Aumenta la cantidad de nutrientes del suelo, mejorando la fertilidad química.
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