Los nutrientes esenciales para el crecimiento vegetativo son el fósforo, el potasio y el nitrógeno. El más difícil de encontrar disponible en la naturaleza es el fósforo.
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El ácido fosfórico, es el ácido que constituye la fuente de compuestos de importancia industrial llamado fosfatos. El ácido fosfórico, cuando se neutraliza con una base, como puede ser el amonio o el potasio, forma una sal o fosfato. El ácido fosfórico se considera uno de los elementos fertilizantes más importantes para el agricultor. Al igual que el nitrógeno, el ácido fosfórico influye en el crecimiento de forma muy importante, sobre todo durante la primera fase de crecimiento, ya que favorece el desarrollo radicular.
El ácido fosfórico es el fertilizante más utilizado en riego por goteo tanto por su aporte de fósforo como por su acción desincrustante y de prevención de precipitados. El ácido fosfórico es incompatible con los abonos que aporten calcio y magnesio y las sales de hierro, tanto orgánicas como inorgánicas, ya que forma precipitados insolubles.
La carencia de este nutriente se manifiesta por un follaje de color verde oscuro, casi azulado, y por el amarillamiento y secado de la punta de las hojas. Estas se ondulan y a veces muestran mandas púrpuras.
El fósforo favorece el desarrollo radicular de las plantas, estimula la formación de fruta en los árboles, evita el “aborto” o caída prematura de flores y frutos.
El fósforo tiende a acumularse en el suelo, tiene muy baja movilidad, una vez aplicado al suelo, se mueve a las raíces por difusión y no por flujo acuoso de masa.
El fosfato es ácido fosfórico (H3PO4) neutralizado con una base, como por ejemplo hidróxido potásico (KOH). La composición química de un fosfato es muy parecida a una roca. Los fosfatos son productos formados por la sustitución de parte o todo el hidrógeno del ácido fosfórico por metales. Según el número de átomos de hidrógeno sustituidos, el compuesto obtenido se define como fosfato primario, secundario o terciario.
Abonos fosfatados:
– Superfosfato normal o superfosfato simple. Es el producto obtenido por reacción del fosfato natural con el ácido sulfúrico y que contiene como componentes esenciales fosfato monocálcico y sulfato de cal o yeso.
Por otro lado, contiene un 9 a un 12% de azufre y el 28% de Ca0, así como pequeñas cantidades de microelementos (Fe, Zn, Mn, B, Mo).
– Superfosfato concentrado: Es un producto obtenido por reacción del fosfato mineral triturado con ácido sulfúrico y ácido fosfórico y que contiene como componentes esenciales fosfato monocálcico y sulfato de calcio.
– Superfosfato triple. Es un producto obtenido por reacción del fosfato mineral triturado con ácido fosfórico y que contiene como componente esencial fosfato monocálcico. Debido a su alta concentración resulta muy útil en la preparación de mezclas muy concentradas.
Los superfosfatos normales, enriquecidos o concentrados, pueden aplicarse a todos los cultivos y no solamente en los abonos de fondo, como los restantes abonos fosfóricos, sino también en cobertura y localizados, con el fin de asegurar la alimentación fosfatada de las plantas en momentos críticos.
Los superfosfatos son los abonos fosfatados por excelencia de las tierras neutras y calizas, y, junto con el fosfato amónico, el que utiliza la planta más rápidamente.
En el mercado también se pueden encontrar: el fosfato monoamónico, el diámonico cristalino y el fosfato monopotásico. Poseen alta solubilidad y alta proporción de cationes nutrientes, lo que le ofrece un bajo potencial salino. Los fosfatos monoamónico y diamónico son los sólidos más utilizados en riego por goteo. La reacción que producen es totalmente ácida.
El fosfato monopotásico tiene una alta concentración por unidad de peso y aporta dos nutrientes en forma altamente soluble, no genera salinidad, es de reacción ácida.
El fosfito es ácido fosforoso (H3PO3) neutralizado con una base, como por ejemplo hidróxido potásico (KOH). El fosfito es un átomo de fósforo combinado con tres de oxígeno (PO3).
El fosfito, tiene un gran solubilidad en agua, es de fácil absorción por la planta tanto por vía foliar como radicular. Tiene una gran importancia en la sanidad vegetal ya que presenta un efecto fungicida frente a hongos del tipo Oomicetos, Phytophthora spp, y Plasmopara spp, además de ser un excelente elemento nutritivo por lo que es muchas ocasiones se le reconoce como un fungicida o fitosanitario.
El fosfito activa los sistemas naturales de defensa de la planta y ejerce un efecto directo sobre el metabolismo fúngico. Penetra fácilmente en la planta y es sistémico por lo que facilita la distribución de los elementos nutritivos a los que está unido químicamente. El fosfito es un estimulador en la formación de las fitoalexinas que aumentan las defensas naturales de las plantas.
El potasio (K). Es uno de los nutrientes esenciales para el crecimiento vegetal y es indispensable en la agricultura moderna para producir altos rendimientos. Los cultivos absorben potasio en grandes cantidades, igual o incluso más que el nitrógeno. El potasio es vital para los procesos de crecimiento y desarrollo de las plantas, y no sólo aumenta los rendimientos de los cultivos, sino que también beneficia muchos aspectos de la calidad del cultivo.
El potasio juega un rol clave en muchos de los procesos metabólicos de la planta: es esencial en la fotosíntesis, activa más de 60 sistemas enzimáticos, promueve la síntesis, traslocación y el al almacenamiento de carbohidratos y optimiza la regulación hídrica en los tejidos vegetales. Estas múltiples funciones vitales del potasio hacen que sean numerosos los efectos positivos de la fertilización potásica: promoción del crecimiento radicular, aumento de la resistencia a la sequía y a las heladas, disminución de la incidencia de plagas y enfermedades, reducción de la tendencia al vuelco de cereales e incremento de la nodulación en leguminosas.
En agricultura, el potasio es conocido como el “elemento de calidad”. Una nutrición potásica adecuada mejora muchos aspectos de la calidad de los cultivos: mayor porcentaje comercializable del rendimiento total, aumento en el porcentaje de proteínas en los granos, mayor contenido de aceites y vitamina C, mejora en el color y sabor de las frutas, aumenta el tamaño de frutos y tubérculos, minimiza pérdidas durante el almacenamiento y transporte, y alarga la vida de las frutas y hortalizas en los estantes de los supermercados.
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